Muchacho, pero deja la teoría y ven, así me dijo mi amiga la Profe luego de que le estaba diciendo lo siguiente, “Después de todos estos meses de llamadas, mensajes de WhatsApp y un distanciamiento más que social, personal decidamos no dejar que un virus mate una amistad, que un nuevo orden de comportamiento desaparezca lo que nos hace mas humanos, vamos a juntarnos”
Tu siempre andando por la regla, ven por aquí
con tu mascarilla y olvídate un rato de todo. No lo voy a negar, tragué en seco
no es lo mismo llamar al virus que verlo llegar y adentrarse al epicentro del
contagio como es cualquier lugar fuera de tu casa, no era lo que tenía pensado
pero por alguna razón las palabras de mi amiga la Profe tuvieron un efecto y
decidí aventurarme y visitarla, total, si he ido al supermercado, a un banco y
hasta al dentista que me impedía pasar por donde mi amiga, así que me
encomendé, me puse doble mascarilla y fui para el barrio.
Un sentimiento raro afloró en mi mente al
verla levantando su mano y saludando pero
sin poder ver su regordete y sonriente rostro recibirme como siempre, creo que la
presencia de la mascarilla y no poder ver su cara completa y tratar de adivinar
su sincera sonrisa le quitó un poco de magia a esas siempre cálidas
bienvenidas, pero igual sentí un regocijo inmediato ya que seguía sana, viva y
ella, la noté más delgada aunque creo que era la sensación mía compensando las
libras que yo había aumentado.
Hubo un silencio prolongado y creo que
durante ese tiempo nos dijimos muchas cosas, ella a mi y yo a ella, destapamos
la cerveza y llenamos los vasos, todo en silencio, antes del primer trago nos
miramos y en silencio bajamos las mascarillas, nos tomamos un trago y en
silencio nos miramos nuevamente, noté en sus ojos un brillo triste, la Profe es
una mujer hecha de batallas, un ser humano que ha sorteado muchas dificultades
y acorazada de una gran fuerza, pero debajo de todo eso muy sensible, unos
pocos como yo lo saben, nadie la ha visto llorar, yo si y ese silencio era una gran conversación, en
ese silencio podía escuchar claramente que el mundo la había cambiado y que
ella se resistía a aceptarlo pero sabía que poco podía hacer, en ese silencio
escuché sus ojos decirme que esperaba con fe de niño como dice su Salsa
favorita que todo cambie para mejor, luego de otro trago y respirar profundo
para exhalar los malos pensamientos me paré y fui hasta el carro y terminamos
la conversación en silencio escuchado Corazón Guerrero de Willie Colon, no
recuerdo como me despedí, creo que solo me paré y movimos las manos diciendo en
silencio, nos veremos otra vez.
Pintura de: Erin Loree
http://www.erinloree.com/new-work
Deep Conversations / oil on panel / 24 x 30 inches (Available)