El presente
Una noche mucho tiempo después del hecho
jugábamos Dominó, la jugada era evidente, sacrifiqué mi doble tres y cuadré con
el cuatro tres para la capicúa; los ojos de mi frente brillaron de satisfacción
y antes de colocar la ficha, le preguntó al perdedor con voz grave: - “¿Conoce el ambiente?”, la risas de la
capicúa se hicieron presentes y seguía la próxima ronda de cerveza; alguien
preguntó, ¿qué es eso de…“Conoce el ambiente”?
Los que sabíamos la historia recordamos al
Socio y brindamos entre risas, ¡Que viva el Socio!
Después del hecho
Mi abuelo era un hombre del siglo antepasado, a
sus más de ochenta, luchaba por conservar la virilidad que caracterizaba a un
hombre de su tiempo; madrugador, recto, de habla pausada y carácter recio, las
veces que se le vio sonreír fueron pocas, respetuoso de todos y siempre con su
puñal discretamente terciado en su cintura, de pañuelo en bolsillo, sombrero,
perfumado con sándalo y rostro sin barba; visitaba a sus hijas de la capital
cuando muy a su pesar tenía que ser revisado por un médico a insistencia de ellas.
En una de esas visitas, coincidió con el hecho
que relato más adelante, la conversación con el abuelo de forma muy breve fue
la siguiente.
¿Y usted no llamó a la policía? No Papá, ya esa
gente tiene un espacio,
-¿Y usted entró a ese sitio?, No papá, nos
fuimos.
¿Y como fue que le preguntaron?, Que si conocía
el ambiente, que era un ambiente Gay.
¿Ambiente Gay, que es eso?, los Gay son los
hombres que les gustan los hombres.
¿Ah, como los maricones?, Si Papá.
¿Y usted conoce el ambiente?, No Papá
-Bueno, no conozca ese ambiente; mientras me
miraba seriamente.
El hecho y El Socio
El Socio, era un hombre común, de esos que
viven como la canción Las Cuarentas de Rolando la Serie, así que le daba igual
andar con sus contemporáneos como con mozalbetes; la noche empezó normal y fue
tomando un matiz más bohemio con el pasar de las horas, los cuatros jóvenes
esperábamos al Socio que nos llevaría en
su Chevrolet Cavalier a dar una vuelta por algunos sitios de la ciudad.
Primero una parada en la casa del compadre del
Socio, un músico bebedor amante de la bachata, yo no pasaba de Merengue, pero
luego de un par de tragos y las caderas sensuales de las mulatas que
encontramos en la casa del amigo, debuté con mis primeros pasos al compás de la
canción Calumnias Odio y Rencor, los vítores no indicaban que era un buen
bailador, solo dejaban en evidencia mi desinhibición producto del Brugal antes
de la hora de la cena, tres bachatas más y el Socio se vio forzado a cumplir su
compromiso de darle una vuelta a los muchachos, nos marchamos de la casa del
amigo cada uno con un par de tragos en la cabeza y empezamos la aventura.
La ciudad de Santo Domingo tiene muchos
secretos pero no es tan discreta como para esconder lugares que solo se
mencionan pasada ciertas horas de la noche, El Socio no tenía una ruta
determinada así que para ir entonando compramos cada uno una cerveza incluida la
del Socio que iba manejando, con cerveza en mano el Socio aceleró el Chevrolet por
la calle Maria Montéz con dirección al Borinquén o mejor conocido como Herminia
en Villas Agrícolas; Antes de bajarnos del Chevrolet el Socio dijo, -- Nadie
hable; no fue necesaria la discreción para sobornar el portero y darnos acceso
a muchachos sin cedula al submundo que sabíamos que existía pero que desconocíamos
totalmente.
Ya dentro de lugar un personaje llamado Papito
Timbal tocaba en la tarima, mirábamos al Socio con interrogantes que decían que
si eso era Herminia, un hombre tocando timbales, sabíamos que había algo más y Papito
Timbal aunque afanosamente golpeaba con los palitos los timbales no cumplía las
expectativas de lo que se escuchaba pasaba en esos lugares, luego del número de
Papito Timbal, salió al escenario un señor con un huacal de refrescos en la
cabeza haciendo malabares y llegó a nuestra mesa el famoso servicio que no era
más que la provisión de alcohol al triple del precio y consistía en un Pitufo nombre
popular del Barceló Premium Ligth con
el lebrillo pequeñito con cubos de hielo y dos Coca Cola, luego el centelleo de
las luces y el aviso de que Flor de primavera subiría a la pista, aplausos de
los borrachos de las otras mesas y las hormonas de nosotros excitadas por el
alcohol y sabiendo que veríamos una mujer desnuda bailar, las luces bajaron
intensidad y un reflector de luz dibujaba un circulo de luz roja en el centro
de la pista, Flor de Primavera salió al escenario con rostro de cera carente de
toda expresión, pareciera que había dejado su alma en otro lugar, su cuerpo se
movía mecánicamente en el centro del circulo de luz ante los borrachos que
vociferaban, Flor de Primavera bailaba y no reía, sé que mirábamos sus pechos,
pero también su cara, luego mirábamos a los borrachos y luego nos mirábamos
entre nosotros, Flor de Primavera seguía bailando, luego de muchos golpes de
barriga tiró su sostén al suelo junto con su dignidad y después de los aplausos
lo recogió y se fue para dar paso a otras como ella, mientras intentábamos
entender con tragos lo que habíamos presenciado, contrariando al Socio lo
convencimos y nos marcharnos del lugar para no seguir siendo testigos de cómo
la vida le juega cruelmente a algunos.
La ruta del Socio era un poco atípica, nos
condujo a la Vieja Habana en Villa Mella, Son y Bachata, Chicharrón y más
cervezas se mezclaban peligrosamente en nuestro torrente sanguíneo, las horas
pasaban y el Socio quería demostrar que conocía todos los rincones de la
cuidad, no duramos mucho en la Vieja Habana, la elegancia del baile de Son
intimida al inexperto y no estaba en los planes quedarnos mirando la noche
entera, la opción, retirarnos y retornamos a la parte baja, el Chevrolet se
balanceaba por las avenidas hasta llegar a Villa Consuelo, no nos imaginábamos
que en el foro del parque de Villa
Consuelo, casi frente a la Iglesia estaría el Bonsua otro antro igual que
Herminia pero de menor nivel, el portero nos revisó para confirmar si estábamos
armados y con toda la naturalidad le dio paso a la trulla, al parecer la edad
no era impedimento para acceder a esos lugares, de mejor aspecto en su interior
el espectáculo de Herminia se repitió con otro nombre dentro del Bonsua, otra mujer
de rostro de cera y cuerpo si alma hacia los mismos movimientos que Flor de
Primavera hizo en Herminia y no queríamos más de lo mismo, así que nuevamente
sacamos al Socio del lugar y nos marchamos.
Sin rumbo y ya avistando la madrugada,
empezamos a deambular por cada bar, cada discoteca, en su mayoría todos estaban
cerrando, todos despedían la noche y ya estaban hartos de borrachos con
bolsillos vacíos, el último lugar al que llegamos no pasamos de la puerta, aquí
se inicia el origen de la pregunta previo a tantas capicúas, el portero del
lugar al momento de yo intentar entrar al local puso su mano en mi pecho, todo
un desafío para un borracho que anda con su trulla, mi expresión lo puso en
alerta y cambiando a tono respetuoso me preguntó, Disculpe señor, “¿Conoce el
ambiente?”, la pregunta era muy extraña, ¿qué ambiente podía haber en una
discoteca?, lo poco que quedaba sin estar ebrio de mi cerebro reaccionó y contesté
con otra pregunta, “¿De qué ambiente tú
me estás hablando?”, en el mismo tono respetuoso, Ambiente Gay señor, esta es
una discoteca Gay, solo sentí como el socio me tomó por el brazo y en menos de
tres segundos estábamos todos en el Cavalier, riendo y sorprendidos, algunos
incrédulos, y lo más sensato que se escuchó decir al Socio fue, “ya si se acabó
esta vaina, vamos cada quien para su casa”.
Fin de la noche.
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