lunes, 5 de mayo de 2025

Patio de Esperanzas y Ausencias

 


Marrón, como el café que se enfría en la mesa del olvido; chamuscado, como los sueños que se queman al sol del mediodía sin sombra. Con bochornos que huelen a pobreza sin esperanza, ese patio era testigo de risas que no alcanzaban a ser carcajadas y de silencios que gritaban resignación y una triste pero clara convicción de que no hay más que hacer que esperar. Esperar que Dios envíe lo que otros no se atreven a buscar. Porque aquí, la fe es la moneda de cambio, y la acción, un lujo que pocos pueden darse.

La felicidad, esa vecina que se asoma por la verja, dejaba su risa en el aire antes de marcharse con los que decidían irse. Porque la felicidad, es interesada y selectiva; solo se ríe con los atrevidos, con los que empacan sus miedos y salen a buscar la promesa de la provisión.

Y así, el patio seguía ahí, marrón y chamuscado, se fue llenando de fantasmas que alimentaban un visceral rencor de los que se quedaban y mataba con el eterno olvido para siempre a quien se atreviera a cruzar la verja y reclamar lo que siempre estuvo destinado a ser suyo.

sábado, 29 de marzo de 2025

Te pido, Dios mío…




Que a pesar de las embestidas de la vida, me mantenga regio como ese letrero, nunca desgastado

Que aun tenga motivos para ser indecoroso, me revistas de la decencia de este letrero

Que si me llegara a tambalear, mantenga yo mi rostro de frente y en alto, como ese letrero, nunca en el suelo

Que a pesar de las amenazas, me hagas impertérrito y gallardo, como ese letrero, nunca con miedo.

Que aun con las dobleces y cicatrices evidentes de mi carne, me mantenga siempre alerta para enfrentar nuevas batallas, como el letrero

Que a pesar de los golpes recibidos, me mantengas flexible y no me rompa, como el letrero

Que a pesar de los vértigos, mantenga yo mi rumbo firme y en pleno uso de mi razón, tal cual el letrero sigue marcado la dirección

Que a pesar de las fuerzas con que me arrollen, nunca me arranques de mi centro, que nunca salgan mis raíces de los cimientos que albergan mis principios, como el letrero.

Que si mi entorno está roto y descompuesto, me alejes como el letrero del bordillo.

Que a pesar de estar en posición indebida, como el letrero, nunca sea tropiezo, sino peldaño

Que a pesar de que momentos oscuros se quieran sobreponer sobre mí, me arropes con tu luz, como a ese letrero

Que en momentos de incandescencia, sirva yo de cobija, así sea a una lagartija, como ese letrero

Que si el dolor se asomara a mí, no me vistas de luto, como al letrero, si no de paz, esperanza y deseos de luchar

Que seas el muro que me sostenga, como la pared a ese letrero.

Que seas suelo en el que me arraigo, como el que ancla a ese letrero

Que en momentos de soledad y aislamiento, como la del letrero, seas tú mi compañía

Que a pesar del descalabro, sea motivo de inspiración, como este letrero.

Que si soy motivo de curiosidad, como ese letrero, sea porque algo hice bien

Que a pesar de todo, todo, todo, y después de todo, todo, todo…, que lo que yo sea, haga y parezca, desate gracia como me la desató ese letrero.

 
--- FIN ---

De camino a mi casa, junto a mi hijo, me encontré con este letrero en la esquina de las calles Francisco Prats Ramírez y Teatro Nacional, Santo Domingo. Me pareció muy curioso y hasta gracioso ver que no se venció ante el fuetazo que le dieron. No quise dejarlo sólo en mi mente, así que le tomé una foto. Mi primera intención fue compartir la imagen, por la provocación que me hizo, pero luego se convirtió en la inspiración que dejo aquí escrita.


Confieso que pasó por mi mente escribir para desear que el motorista intrépido, imprudente e infractor de la ley de tránsito terminara así, pero al ver la foto, esa noble señal de tránsito me transmitió todo lo que finalmente escribí. ¡Oda al letrero!


Jesús W. del Carpio S.

sábado, 23 de septiembre de 2023

Juan Luis Guerra 4.40 - Mambo 23

 


Los muchachos en el drink del barrio nunca se doblan [oh oh oh oh-oh oh-oh oh-oh]
Se mantienen en su tinta con un phone de cariño  [oh oh oh oh-oh oh-oh oh-oh]
Con un iPhone en la mano y con el flow en la ropa [oh oh oh oh-oh oh-oh oh-oh]
Con sus gorras de Big Papi, con sus tenis de Jordan [oh oh oh oh-oh oh-oh]


A las dos de la mañana [oh oh oh], en el medio del jaleo [oh oh oh]
Aparece una yipeta  [oh oh oh], un billete de quinientos y un deseo
Sale un individuo [oh oh oh], lleva todo oscuro [oh oh oh], con un diente de oro puro [oh oh oh]
A quien llaman por apodo El Rey del Mambo [ohhh]

Mambo
Rey del Mambo

Tranqui, tranqui, no se me sofoque, sólo quiero coro, hágame feliz

Pari, pari, llamen los muchachos, pidan por su boca, cóbrenmelo a mí
Saquen las bocinas, péguenlas a las esquinas, dale para abajo, vuelvan a subir
Pari, pari, digan los muchachos, y que suene un mambo que no tenga fin

¡Ehhh! ¡Ehhh! ¡Ehhh! ¡Ehhh!

Un pastor predica en la calle, Juan 3:16 es su anhelo
Todo el que reciba la gracia entra de cabeza pa'l cielo

¡Ehhh!

Los muchachos en el drink del barrio nunca se rompen  [oh oh oh oh-oh oh-oh oh-oh]

Se mantienen en su tinta, pero no caen en gancho [oh oh oh oh-oh oh-oh oh-oh]
Y se mueven con sus iPhones de una mesa pa' otra [oh oh oh oh-oh oh-oh oh-oh]
Y se tiran por el Whatsapp: "no me gusta la cosa". [oh oh oh oh-oh oh-oh]


A las cinco de la mañana [oh oh oh], en el medio del jaleo [oh oh oh]
Aparece una yipeta  [oh oh oh] y se arma de repente un juidero
Sillas por los aires [oh oh oh], ráfagas de humo [oh oh oh], con un diente de oro puro [oh oh oh]
Y se llevan de to’ el alto al Rey del Mambo. [ohhh]

Mambo

Rey del Mambo

Tranqui, tranqui, yo te lo decía, no me daba buena onda el infeliz

Pari, pari, dicen los muchachos, que siga la fiesta, que él no era de aquí
Toca la trompeta, salte y di de vueltas, que la vida cobra como DGII
Tranqui, tranqui, que no pare el mambo, dicen los muchachos que están en el drink

¡Ehhh! ¡Ehhh! ¡Ehhh!|

Ojolle!

Un pastor predica en la calle, el amor que todo lo puede
El que tenga oídos, que oiga este mambo, que Cristo viene

¡Ehhh! ¡Ehhh! ¡Ehhh! ¡Ehhh!


Aquí los códigos para que la entiendas mejor, o mejor dicho

El Glosario

* Big Papi. Apodo del pelotero David Ortiz.

* Drink. Drink Store (en inglés). Tienda de bebidas alcohólicas.

* DGII. Dirección General de Impuestos Internos, recaudadora de impuestos en República Dominicana.

* Flow. Estilo (de vestir).

* Juan 3:16 es su anhelo. Su anhelo es que la gente no se pierda, que la gente no vaya al infierno, sino al cielo y que tenga vida eterna.

* Juidero. Huidero.

* Mambo. No se refiere al ritmo cubano. Cuando Juan Luis menciona la palabra "mambo" sola en la canción, podría estarse refiriendo al jaleo de saxofones que está sonando en ese justo momento. Precisamente, se le suele llamar mambo a una parte en la estructura de las canciones a ritmo de merengue en el que suena el jaleo de saxofones. El título "Mambo 23" sugiere un juego de palabras que hace referencia a la práctica de Dámaso Pérez Prado nombrar sus cancanciones con números ("Mambo No. 5" o "Mambo No. 8"), y el número 23 de Michael Jordan cuando jugaba con los Red Bulls de Chicago. Al personaje de la canción le dicen "Rey del Mambo", pero en la vida real ese sobrenombre se le dio a Pérez Prado por ser el exponente más popular del Mambo (ritmo cubano). Al merenguero José Virgilio Peña Suazo también se le conoce como "El Rey del Mambo" por ser uno de los principales exponentes del subgénero "Merengue de Mambo", que es precisamente el subgénero que toca Juan Luis en esta canción. También  existe una canción llamada "El Rey del Mambo", del mismo Peña Suazo. 

* No se me sofoque. "No me entre en pánico", "no se me asuste".

* Pari. De "party" en inglés, fiesta.

* Phone. Teléfono en inglés.

* Se mantienen en su tinta. Sugiere que los muchachos se mantienen activos, alertas, atentos, no se descuidan de lo que sucede a su alrededor. Pero también parecería como si Juan Luis hiciera un simil entre "los calamares están en su tinta" y "los muchachos están en su ambiente". Digo yooo, esa es mi interpretación.

* Se llevan de to’ el alto al Rey del Mambo. Se lo llevan preso, literalmente cargado.

* Sólo quiero coro. Sólo quiero compañía.

* Yipeta. Vehículo todo terreno.

jueves, 20 de julio de 2023

Salsa con Coco, un caso de Análisis de Negocio

Salsa con Coco, un caso de Análisis de Negocio

Por Jesús W. Del Carpio S.


Basado en la entrevista que le hiciera Junior Cabrera a Pochy Familia, publicada en el canal de Youtube "10 Preguntas" en febrero de 2022: https://www.youtube.com/watch?v=kpS1v_ES6MM&t=774s.


Ilustración: Mónica Rodríguez

Un domingo como cualquier otro, Pochy Familia recibió de Ramón Rodríguez la melodía y letras de lo que más tarde se convertiría en la icónica canción Salsa con Coco. Pochy, dominicano, compositor, productor, cantante, arreglista y líder de La Coco Band, ya era exitoso en la industria de la música por haber popularizado el subgénero de merengue que conocemos como Merengue de Calle o Merengue Refranero. Se conocían de él La Flaca, La Faldita, El Boche y muchos más. Ramón Rodríguez, por su parte, es un compositor boricua, líder del Conjunto Clásico, banda con la que logró los éxitos De Patitas (en voz de Rafael de Jesús) y Señora Ley (cantando Tito Nieves).

A Pochy le gustó la composición  instantáneamente, y sin perder tiempo tomó un vuelo a Nueva York para encontrarse con Ramón y Amable Valenzuela. Este último, empresario artístico que había sido el enlace casual entre ellos dos.

Estando en la gran manzana, Pochy le encargó al músico dominicano Bertico Sosa hacer el arreglo. Bertico fue un multi instrumentista, arreglista, líder de banda, y sobre todo portador de sentido y gusto musical exquisitos; responsable de ataviar el cancionero dominicano con vestimentas de boleros, baladas, merengues, sones, salsas, entre otros. Pochy le había dado los pormenores de lo que quería en el arreglo musical; sin embargo, cuando escuchó la canción grabada, se sintió insatisfecho con el resultado.

Ante esta situación, Ramón Rodríguez recomendó a Ricky González, productor, compositor, pianista de origen dominicano y hacedor de arreglos para estrellas como Ray Barretto, Celia Cruz y Willlie Colón. Cuando fueron al estudio a grabar y Pochy escuchó el arreglo, respondió que “no es eso”; es decir, no era eso lo que andaba buscando. Surgió el debate de si estaba bien o mal hecho. El problema no era que estuviera de una u otro manera, simplemente no encajaba en la visión que tenía Pochy, quien buscaba sonidos, colores, fusiones y patrones inusuales en el ritmo de salsa. No bastó que Pochy explicara en detalle lo que perseguía, nadie en el estudio de grabación logró transformar en música lo que Pochy había verbalizado.

El tercer arreglo lo haría un arreglista que había musicalizado salsas para El Conjunto Clásico. Se hizo, y Pochy tampoco estuvo satisfecho con el resultado. Los músicos que estaban allí, y que probablemente habían participado en las dos grabaciones anteriores, estaban predispuestos y tenían una actitud hostil al decirle a Pochy que “¿qué es lo que tú quieres?”. Otra vez, como ya lo había hecho, Pochy tradujo en palabras los sonidos que resonaban en su cabeza y recibió la respuesta de que “eso es imposible”. Los músicos se resistían a romper el patrón tradicional de la salsa y meter de golpe y sopetón un patrón de plena, aquella música boricua de herencia afroespañola. El ritmo “a caballo” que tanto pidió, quedó fuera. Los espacios vacíos donde él agregaría vociferaciones, gritos y refranes, quedaron fuera también. No hubo forma de que arreglistas y músicos le encontraran sentido a lo que él pedía. El ambiente se caldeó, los músicos se oponían, no lograban reproducir ese rasgo distintivo que él solía imprimir a sus creaciones.

La impronta de Pochy parecía imposible de imprimir. Había gastado miles de dólares haciendo los tres arreglos, reservando estudios de grabación, grabando cada instrumento y mezclando. Era 1992, una época en la que no había tecnología para hacer maquetas (prototipos), sólo se podía escuchar la obra después de haber pagado por el resultado final.

Un señor que salía de otra cabina de grabación pasó por el lugar y observó que aquello parecía un conato de rebelión, la frustración se observaba, se escuchaba y hasta se olía en el ambiente. Isidro Infante, quien por allí caminaba, es pianista, compositor, arreglista, productor y director musical boricua; navegante de mares de salsa, merengue, baladas, jazz, entre otros. Se dirigió a Pochy y lo invitó a una cafetería cercana para tratar de entender el motivo de todo aquello y aportar una solución. 

"Pide lo que tú quieras", le dijo Isidro mientras dos tazas de café mediaban en la conversación. Antes de comenzar, hundió dos botones en uno de esos objetos de museo que solíamos llamar caseteras portátiles, y comenzó a grabar. Pochy comenzó diciendo “yo quiero ver esta salsa en el Madison Square Garden. Aquí quiero este patrón rítmico de piano, un poquito jíbaro...”; paró, titubeó, miró al techo, buscó con una mirada al vacío las palabras que se habían perdido. "Tranquilo, di todo lo que quieras", insistió Isidro. Pochy continuó: “aquí se detiene la música para que la gente grite: ¡COCO, COCO, COCO!”.  Isidro repitió: "está muy bien, dime todo lo que tú quieras, sigue diciendo". Pochy aprovechó para presentarle un éxito que había logrado con su banda, para que lo tomara como referencia: “¡Ay, pero qué calor!”. Poco a poco fue vertiendo sobre la grabadora sus deseos sobre la obra que anhelaba, cual pecador en confesionario. Aquello ocurrió un jueves, al terminar la conversación, Isidro le dijo: "el sábado vamos a grabar". 

El día convenido, Pochy escuchó por teléfono lo que habían hecho, le impactó, fue al estudio y dijo: "eso es lo que yo quería". Ramón Rodríguez opinó que era la "primera salsa que veo que termina con un solo de piano", como insistiendo en que una salsa no se hace así y echando a la suerte el éxito de la canción. 

Consummatum est! El resultado fue exquisito, los fanáticos la bailaron, se la gozaron y la hicieron un éxito que habrá de quedar vigente por años en los pies de cada bailador, en los oídos de cada melómano y la discoteca de cada coleccionista. Pochy había roto las reglas, demostró que es posible hacer las cosas de forma diferente y lograr resultados novedosos. 

Para Pochy, el criterio de aceptación del producto final era que su salsa tuviera una vestidura a la altura del Madison Square Garden, con el potencial de ser coreada por el auditorio y con las innovaciones rítmicas que él visionaba. Para lograrlo, debía ofrecer una propuesta innovadora, debía imprimirle autenticidad, llevar al terreno de la salsa lo que ya le había dado resultado en el merengue. Pero la idea y la intención no eran suficientes para cosechar tal resultado, era necesario materializarlas. Isidro trabajó como todo un Analista de Negocio para lograr precisamente eso.

Sería atrevido decir que las tres primeras versiones no llenaron las expectativas porque Pochy no supo expresar fielmente sus necesidades, pues desconocemos el nivel de detalle con el que se dieron esas conversaciones. Lo que sí sabemos es que él tenía una visión clara de lo que quería, lo cual le dio discernimiento para descartar cualquier propuesta que no encajara en su visión, aunque viniera de músicos de tan alto nivel. Asimismo, tenía el propósito firme de lograr un éxito en salsa que tuviera su estampa, dándole valentía para persistir en la búsqueda del sonido que quería. 

Igual de atrevido sería juzgar el trabajo de los tres primeros arreglistas, porque su experiencia en la industria de la música era incuestionable. El mismo Pochy afirmó que sus trabajos estuvieron “bien”, pero no eran lo que él andaba buscando. Ahora bien, con el ánimo de aprender en cabeza ajena, me atrevo a especular que quizás se apoyaron en las experiencias que guardaban en sus macutos y en los cánones de hacer salsa, en vez de arriesgarse a definir un rumbo nuevo, diferente e innovador. O quizás ignoraron de forma inconsciente las necesidades que les expresó Pochy. Es posible que esto le resulte familiar, a veces nuestras mentes nos manipulan para mantenernos acomodados y para protegernos, en vez de dejarnos ir hacia lo desconocido a enfrentar riesgos y aventuras.

Es fácil reconocer la contribución de Isidro Infante en esta historia. Tuvo empatía con sus colegas y la intención de mediar en un conflicto que involucraba a sus colegas, amigos y colaboradores, y al entender el motivo decidió colaborar. Al instante concluyó que sólo podría contribuir si entendía en detalle las expectativas de Pochy. Para lograrlo, preparó el ambiente adecuado al moverse a la cafetería, tuvo la apertura para despojarse de los esquemas preestablecidos sobre cómo se hacían arreglos de salsa, abrió sus sentidos para escuchar activamente lo que Pochy expresaba, captó su frustración, pero sobre todo entendió y registró las necesidades en su casetera portátil. Finalmente, con esos insumos tuvo la valentía de arriesgarse a crear una obra disruptiva. Gracias a las actitudes y competencias de Ramón, Pochy e Isidro disfrutamos de una obra que perdurará en el tuétano del gusto latinoamericano.

Isidro fue ese gran Analista de Negocio que  habilitó el cambio hacia la innovación, identificando apropiadamente las necesidadesaportando la solución (no sólo recomendándola) y entregándole a Pochy valor en forma de una grabación con potencial de éxito.

Así fue como Salsa con Coco se convirtió en un caso de Análisis de Negocio.