Y cuando pensé que lo había visto casi todo, el “casi”, me dejó perplejo, me encontré nuevamente con mi amiga la profe, luego de un cálido saludo, me invitó a sentarme en la acera de su casa, le dijo a la muchacha en tubi que estaba en la salita de su casa atiborrada de unos muebles que no dejaban espacio para nada, -Pásame una silla, la mucha intuyó la falta del plural y le pasó dos sillas plásticas, no quise ser grosero rechazando tal hospitalidad y acepté sentarme en la acera en una silla plástica, -Quieres una cerveza, me dijo, fui hipócritamente indiferente al encogerme de hombros y antes de que me percatara, ya estaba con el vaso en la mano y temiendo que mi amiga quiera poner la música, mis temores se disiparon al instante al irse la luz, volvieron a surgir cuando ella dijo, - baja el “suiche” de la luz de la 36, me aferré más a mi fe porque en la 36 tampoco había, me tomé un trago de cerveza en un clandestino disfrute.
-Por esa maldita vaina es que me voy a mudar de este barrio, nunca hay luz en ningún lado, así me dijo indignada, la entendí y en franca solidaridad le dije: eso mismo pasa en mi sector, pagamos la luz y a veces nos dan hasta seis horas y más de apágones, tu llamas a las EDES y te dicen que en 24 horas atenderán y tú tienes que llamar hasta 5 veces para hacer el reporte una y otra vez, al final cuando van ni te avisan y si te dañan un electrodoméstico de tu casa, no tienes reclamo.
Me miró fijamente a los ojos, se dio un trago largo de la cerveza y me dijo: - tu si eres pendejo, aquí nadie paga, si se va la luz quemamos gomas en las calles y la mandan de una vez, es más tu veras, voceó en voz alta, Tilapia, busca la goma coño, que quiero ver la novela.
Me fui antes de que la turba incendiaria entienda que el que tiene un carrito limpio, es rico y quieran desahogarse con tus cristales.
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