Los meses pasaron y fue acogida por la familia como un miembro más, ella estuvo en los mejores momentos de nuestras vidas y junto a ella disfrutamos de paseos inolvidables, pero como todo en la vida cansa, parece que la rutina de familia la aburrió, se convirtió en una compañera silenciosa e interesada que solo se hacía sentir para hacerme pasar malos ratos, gastar dinero o avergonzarme delante de cualquiera, al punto que con los años nuestra relación se consolidó en una cadena de eventos que hoy les voy a contar alegre de que sean cosas del pasado.
Dicen que la vida está en todas partes y parece que es muy cierto porque nunca pensé que un vehículo pudiera tener vida, personalidad y hasta sentimientos, los peores por cierto, pensaran que estoy loco pero por favor solo júzguenme después de leer lo que a continuación les voy a contar.
Luego de varios años, La Guagua, como le decíamos, empezó exigir mimos extremadamente costosos, no como los caros mimos de punta de eje que exigen todas, no, ella exigía revisiones periódicas en la “Casa”, siempre con facturas para mi presupuesto abusivas, su primer capricho fue convencerme de un cambio de identidad, parece que no le gustaba su color porque le recordaba su pasado, vehículo de taxi turístico, y llegamos a practicarle la complicada cirugía de cambio de color, de un beige a un rojo mamacita que la hacía sentir el centro de todas las miradas, su capricho afectó mi presupuesto, pero todos estábamos felices, eso creía yo, ella quería más, quería mi vida, mi sangre, mi sacrificio y sobretodo, todos mis ingresos, nunca fallaba la muy desgraciada en dañarse cada vez que sabía que tenía dinero y nunca se le dañaba algo sencillo, la muy interesada encontraba las maneras más creativas de hacerme perder dinero, los Coils que son para las guaguas lo que serían los ovarios para las mujeres, se le dañaban, siempre tenía una mancha de cualquiera de sus fluidos, no se podía excitar mucho porque se calentaba a niveles muy peligrosos y por alguna razón que aún no puedo entender parece que adoraba el calor, pero en los tiempos de calor ya que siempre para los meses más calurosos se le dañaba el aire acondicionado a la muy hija de puta.
Nunca le escondí mi estatus, a la primera mujer que le presenté fue a mi esposa, pero estoy seguro que a La Guagua no le simpatizó nunca mi mujer, luego de un tiempo empezaron las crisis de celos sin razón y no había posibilidad de que pudiéramos salir los tres sin que La Guagua no me hiciera una escena a medio camino, se dañaba, se apagaba, le daba frio y apagaba el aire no importa el calor que hiciera y llegó a poner la relación con mi esposa en riesgo más de una vez, solo yo sé lo que se siente, créanme.
Así pasaron varios años y la Guagua cada día mas desconsiderada con todos, no importa si yo le daba sus mimos de Spa, mantenimiento, lavados de interior, cambios de aceite, filtro, revisión de kilometraje, nada la mantenía contenta, siempre quería más, más y más al punto que empezamos una relación de ofensas mutuas, ella me dejaba, yo no la lavaba, ella dañaba una pieza yo la insultaba, ella se apagaba, yo le decía cualquier clase de palabras que si francamente se la dijera a una mujer, estaría ahora mismo en la carcel de la Victoria al lado de Omega por violencia de genero.
Así las cosas, un día de trabajo cualquiera de esos tantos que tenemos los informáticos, mi Guagua, esa chica mala, llegó al punto de no retorno que se llega en cualquier relación y no de la manera convencional con el ya gastado fallo de frenos, dejar el acelerador fijo o romper la correa de distribución a alta velocidad en una carretera, no, todo eso lo había hecho, no para matarme sino para joder, pero ese día sus intenciones fueron claras, quería salir de mi de una vez y por todas e intentó asesinarme. Llegaba yo tarde en la noche de una trabajo que solo se podía hacer luego de horario laboral y terminamos como a las 2:23 AM, el tiempo que me tomó llegar hasta la marquesina de mi casa fueron aproximadamente 22 minutos y ya frente a la puerta de mi marquesina que era de doble hoja, me detuve en frente para abrirla, entrar La Guagua y luego cerrarla, todos dormían en mi casa, la calle estaba naturalmente solitaria y el silencio me daba a entender que no había luz, entro la Guagua y en medio del tremendo cansancio del final del día, toco la palanca de cambio para ponerla en Parking, cuando salgo la Guagua y me dirijo a la puerta de la marquesina para cerrarla de espalda a la Guagua, instintivamente miré hacia atrás y ahí venia ella de reversa silenciosa y decidida a pasarme por encima, aplastarme en medio de la oscuridad de la noche sin testigos y acabar con mi vida, mi cuerpo reaccionó y de un salto me quité de su camino, ella golpeo la puerta de la marquesina a medio cerrar y solo se detuvo cuando dio al contén de la otra acera, por un instante miré sus faroles y sentí realmente que esa maldita me quería matar, cerré mi puño y lo levanté en frente de mi cara y le dije, te voy a vender hija de puta, hasta hoy llegamos.
Ya estaba todo decido y empecé lo que sería como el divorcio, publicación, búsqueda de acto de venta y ponerle en el cristal el SE VENDE, a las malas, todo el mundo las quiere, no pasó mucho tiempo en que aparecieron compradores a los cuales les fui sincero y finalmente el indicado, un tipo que conocía ese tipo de “Dama”, accedí a todas las rebajas que pidió y finalmente el feliz día, la venta se materializó y todo el divorcio se consumó con el cambio de matrícula en Plan Piloto.
Luego de varias semanas el nuevo dueño fue a buscar la matrícula y me dijo, cosa que no me interesaba
“Oye, esa guagua está nítida, desde que la compré le he dado rueda, fui a San Juan, a Azua y hasta a una playa en Bávaro, consume poco y se siente muy bien de motor, transmisión y el Aire está nítido”.
Lo miré fijamente y sentí un alivió, entendí que ella lo que quería era un tiguere que le dé rueda, vivir una vida desenfrenada y que mi aburrida rutina la tenía harta, larga vida Guagua, pero espero no verte nunca más.
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